Los 6 mejores vinos de Mercadona… ¡Valen menos de 5 euros!

«¿Cuáles son los mejores vinos para carne?»… Una pregunta que en realidad debería ser: «¿Vale cualquier vino tinto para cualquier carne?». De toda la vida nos han dicho que la carne se acompaña de un vino tinto, sin más. Pero hay muchos matices: según sea el tipo de carne (roja, blanca, de caza), el corte (costilla, solomillo, chuleta…), su preparación (horno, plancha, parrilla…) y la salsa; encontraremos que hay un tipo de vino para cada carne.
Los mejores vinos para carne son aquellos que potencian el sabor del corte y acentúan sus características más destacadas; además de compensar la acidez o el dulzor excesivos que puede tener un plato. El vino es un compañero de lujo para un gran plato. Y bien elegido es la guinda del pastel.
En cualquier caso, hay dos reglas universales: primero elegir el plato y después el vino; además de que el vino jamás debe enmascarar la carne. En todo caso hay muchos matices para acompañar una carne y no fallar con el vino. Para acertar, hay que fijarse bien en el tipo de uva y el cuerpo del vino, además de su maduración.
Si quieres acertar con los vinos para carne, sigue leyendo y tenlo en cuenta para tus próximas comidas…
El carpaccio de ternera es un trozo de carne cruda cortada en finas láminas y servida muy fría con lascas de parmesano y, opcionalmente, unas gotitas de limón. Marida perfectamente con un vino tinto de cuerpo medio, preferiblemente de uvas merlot.
El steak tartar es otro plato clásico de la gastronomía mundial que también se hace a partir de carne cruda. En este caso se hace con carne de ternera picada de manera fina, aderezada con pimienta, alcaparras, salsa inglesa, sal, limón y una yema de huevo cruda coronando. En su caso, lo mejor es acompañarlo con un vino rosado aromático que potencie su sabor y libere ese suave sabor a especias.
Hasta un sencillo filete a la plancha tiene su aquel a la hora de maridar… En este caso, aconsejamos vinos para carne que sean tintos jóvenes, de cuerpo ligero/medio y secos. Cuanto más grueso y graso sea el corte, la carne irá pidiendo un vino con más cuerpo…
La carne hecha a la brasa o a la parrilla se caracteriza por su sangrado. Lo ideal es que el vino potencie ese hecho, logrando que el jugo que desprende la carne se mezcle con el caldo de manera adecuada.
Lo más natural es elegir vinos tintos con mucho cuerpo, sobre todo con las carnes más magras. La acidez es otro punto a tener en cuenta: un punto demasiado alto puede matar el sabor de la carne y arruinar la experiencia. Vinos de uva merlot, cabernet sauvignon, syrah o malbec serán un gran acompañante.
Hay tantas maneras y cortes a la hora de hacer carne al horno que es prácticamente imposible recomendar un solo tipo de vino… Aunque una cosa es segura, a mayor tiempo de cocción, la carne pedirá un vino más complejo, con más cuerpo. Necesitamos que los sabores se multipliquen en la boca y un vino demasiado ligero nos sabrá a nada.
En cualquier caso, tu experiencia es un grado a la hora de maridar correctamente una carne al horno.
La carne de buey pide un vino con mucho cuerpo para encajar con su particular sabor, más aún si ha sido madurada… Un vino tinto con cuerpo, robusto y que resalte las propiedades del corte. Los vinos crianza y reserva de la DO Ribera del Duero resultan de lo más apropiado para acompañar la carne de buey, tradicionalmente considerada la mejor carne del mundo.
El intenso sabor de la carne de cordero, más acentuado cuanta más edad tiene el corte, tiene múltiples matices. Si la carne de cordero es joven (como el lechazo, el cordero lechal), el vino necesita aportar notas dulces para equilibrar su sabor. Mejor evitar vinos jóvenes, con poco cuerpo y/o demasiado ácidos… Merlot, tempranillo o cabernet son las uvas más adecuadas.
Cuando la carne de cordero sea de un ejemplar adulto, el vino debe tener una buena estructura, complejo y que no resulte un extraño en boca. Vinos con cuerpo (crianzas, reservas y grandes reservas) pueden aportar el toque definitivo a un gran plato de cordero.
Los vinos para carne de pollo tienen que ser, por norma general, ligeros. Puedes probar con un tinto joven, aunque lo mejor es un vino blanco de baja graduación (10-11 º) y frutal, que potenciará al máximo el sabor del pollo. Tampoco hay problema en probar con rosados ligeros.
El pavo asado es un clásico de las fiestas navideñas y grandes celebraciones. Un error muy común a la hora de maridar vino y carne de pavo es usar tintos con mucho cuerpo… Solo se debe hacer si el plato es muy contundente, con salsas y rellenos muy pesados. Si no es el caso, el pavo necesitará un tinto joven, con cuerpo medio/ligero y fresco, que no enmascare su sabor. También podemos elegir un vino blanco madurado en barrica y poco frutal para equilibrar el conjunto. Acertarás seguro.
El particular y potente sabor de la carne de pato, de las más grasas, es un verdadero quebradero de cabeza a la hora de maridar con el vino adecuado… Puedes descartar el vino blanco y el rosado. El vino que acompañe a la carne de pato tiene que ser un tinto complejo, con mucho cuerpo y poca acidez. Con un reserva pinot noir el triunfo está casi asegurado.